domingo, enero 27, 2008

Insomnio en Chicago.

No crean que esto significa que no puedo dormir bien, de hecho, suelo dormir muy bien ya que han sido días muy cansadores. Desconozco la razón de por qué hoy el dormir me ha resultado tan difícil, pero bueno es algo que ya pasó o está pasando.
En otras ocasiones, cuando el sueño se me ha negado, suelo ocupar ese tiempo en jugar computador, ver televisión barata y desechable, esperando que por algún descuido mi cerebro deje de procesar y por fin, descanse. Dicen que el insomnio se produce por cansancio físico extremo, una especie de respuesta corporal y psicológica al estres mental que significa despertarse; quizás por eso obviamos el dormir, no queremos despertarnos. Otra teoría me dice que los insomnes queremos estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor constantemente, y siendo la noche un espacio de irregularidades, de escondites y de nubosidades, se vuelve en el primer objetivo de alguien que intenta controlar la realidad: si controlas tu noche, controlas tu mente, tu deseo, tu interior. Pero la verdad es que todos sabemos que la noche es incontrolable, ni tu ni yo podemos saber que es lo que está pasando detrás de los muros infranqueables de la oscuridad que gobierna eso que vemos por la ventana y creemos -por alguna definición científica- que solo es el período en nos encontramos en el lado de la Tierra que se es ocultado del Sol.
La verdad es que, ahora en mi pieza oscura, en propia pieza oscura -una que ya deja de ser metáfora y se puede ver como mi interior se mezcla con mi realidad palpable- todo comienza a extenderse en un abismo de preguntas, de exageraciones, confabulaciones o incluso historias totalmente ficticias, las cuales en este terreno, en mi pieza oscura, todo parece ser realidad.
Uno se vuelve atento y sensible. Los pequeños ruidos escarban en el oído como si fueran campanazos, y adictos a la tensión, uno se queda quieto esperando el próximo crujido del departamento, para poder darle algo de relevancia a nuestros pensamientos. El cuerpo se encoje, mientras las paredes se ensanchan, la respiración se mantiene constante, pero agitada. Suena las sirenas afuera, la ventana no es capaz de ocultar la realidad de una ciudad llena de chimeneas que botan desechos para que nosotros combatamos el frío.
Uno cuenta las horas para que salga el Sol, extrañamente, el Sol da una tranquilidad inimaginada. Da la sensación que ya vigilamos lo que debíamos vigilar, ya cumplimos nuestra tarea, y solo entonces podremos descansar.
Lo curioso de esta ciudad, aparte de los - 12 Celcius que hay afuera impidiéndome salir a fumar un cigarrillo y apaciguar estos demonios, es que el Sol sale irremediablemente tarde, y se pone lamentablemente temprano.
Aquí estoy, combatiendo todo lo que es irreal. Dando golpes al aire, esperando que sean solo golpes ciegos. Esperando que lo real no sea lo irreal, que siga siendo todo parte de este sueño que pretendo tener mientras no duermo.
Acá son las 6:00am, en Chile serán las 9:00am. Según mi computador, el saldrá a las 7:00am. Ojalá ahí pueda dormir.

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